Creo que el último chándal que tuve era azul marino de espuma y de estro hace ya mas años de los que se contar.
El caso es que tomada la decisión de adquirir unos pantalanes de chándal para la deportiva actividad de ir por casa, me dirigí al establecimiento oportuno y una vez allí seleccioné el modelo adecuado para mis necesidades, tome una talla “M” y tras pagarlo me marché ufano y satisfecho de mi adquisición. Por supuesto ni se me pasó por la cabeza probármelo en la tienda – de todos es sabido que los hombres no se prueban la ropa antes de comprarla, salvo que sea inevitable, o vayan acompañados de alguna mujer –
Cuando llegué a casa y lo saqué de la bolsa me quedé enlucernao al ver las dimensiones de la susodicha prenda. Me sobraban unos 30 cm. de largo.
El resto de la historia es el deprimente regreso a la tienda para cambiar mi talla “M” de toda la vida. – Está establecido por la sabia madre naturaleza que la talla M es la medida de la perfección, ( el David de Miguel Ángel usaría esta talla si estuviese hecho a escala 1:1) – por una humillante talla “S”.
Además de hacerme viejo estoy menguando. ¡Mierda!
sábado, noviembre 18, 2006
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