sábado, marzo 11, 2006

El viejo Windsor


The new Windsor es un café- restaurante del estilo actual tipo pub británico tan original como los otros 200 café pubs iguales. Solo conserva el nombre de lo que fue el original Café Windsor en esa misma ubicación del Coso Bajo.
Yo conocí el original a principios de los 90 pasaba por delante y me pareció un lugar tan bueno como cualquier otro para tomar el café de media mañana.
Nada mas entrar me di cuenta que era un lugar con un encanto particular. La barra quedaba a la izquierda y junto con las banquetas, lámparas y demás elementos de la decoración, era un auténtico fósil de lo mas de luxe de los años 70. Nadie se había preocupado de cambiar nada desde el día de la modernísima reforma. Ni siquiera le habían dado una nueva mano de pintura, el color crema nicotina había sustituido al blanco original con la mayor naturalidad. Conservaba la topología de los antiguos cafés con un muro de media altura que separaba el bar de la zona de mesas, donde los estudiantes del instituto próximo se aplicaban en los estudios de Heraclio Fournier.
Pero aun siendo todo lo descrito suficiente para considerarlo de interés personal nos queda lo mas importante, sus camareros, estos eran dos individuos de edad madura que con perenne sonrisa de cabrones, se de descojonaban de todo y de todos. Hacían bromas a todo el que entraba fuese parroquiano habitual, o como yo alucinado desconocido. Y se dedicaban a meterse el uno con el otro con la profesionalidad que da el llevar haciéndolo toda la vida. El buen rollo desbordaba por la puerta.
No pude visitalo muchas veces mas porque al poco tiempo la jubilación de sus propietarios acabó con el Café Windsor original, y se transformó en el café-pub-restaurante-cervecería triste que contemplo a diario camino de mi garaje.
Quiero hacer una mención especial al personal de la también extinta tienda de alimentación Casa Muñoz, en el mismo Coso, y al señor Carmelo dependiente de Ciclos Albacar sección recambios de moto, en la calle Bogiero. Todos ellos hacían de la espera a ser atendido un rato ameno y desestresante.
Todos estos lugares están ya cerrados y sus protagonistas jubilados.
Agradecería a los que conozcáis algún lugar en activo de características similares lo comuniquéis.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Ondia, que narrativa, que profusión de estructuras sintácticas complejas, que árboles de imaginación.

Por fín me he acordado del nombre de tu blog, prometo visitarla de vez en cuando.
Por cierto que no haces mención a las croquetas del anciano windsor, que yo probé antes de los noventa incluso, en mis tiempos radiofónicos.

Anónimo dijo...

Aquel café era un transportarse a tiempos pasados. Creo recordar haber oido incluso de un suceso grave ocurrido dentro de aquellas nicotinadas paredes.
No olvides, al lado del Windsor, otro establecimiento que estos dias ha cerrado sus puertas, Casa Amadeo, una libreria donde todavia se cambiaban novelas de Corin Tellado y Marcial Lafuente Estefanía en estos tiempos de cybercultura.
Ha sido un descubrimiento para mi encontrar tu blog este domingo por la mañana.
Un saludo, paisano.

Anónimo dijo...

Casa Amadeo, para cambiar tebeos y Casa Paco para las gominolas y los petardos.
Y a nadie le preocupaba que Paco, que se chupaba el dedo para pasar las hojas del Heraldo, te diese los petardos y las gominolas con la misma mano.
El cambio de local de La Genoveva.
Al final sólo nos quedará el Gallo.
Te vas unos años del Boterón y cuando vuelves ya es La Magdalena...